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Reseñas de libros
El terror y la piedad
De Marcel Schwob
Treinta y siete años (1867-1905) le bastaron al francés Marcel Schwob para escribir una de las obras más singulares de la literatura, en la que la paradoja, la ironía y la lucidez no van en desmedro del aliento narrativo que la impulsa. No resulta azaroso que Schwob fuera un autor caro a las preferencias borgeanas; en el prefacio original de Vidas imaginarias, Schwob desarrolla un concepto sobre el que se sostiene Historia universal de la infamia: “Si se intentara desarrollar el arte en el que se destacaron Boswell y Aubrey, no haría falta en absoluto describir minuciosamente al hombre más grande de su tiempo, o señalar la característica de los más célebres en el pasado, sino contar con el mismo cuidado las existencias únicas de los hombres, hayan sido divinos, mediocres o criminales” (el énfasis corresponde al original), concepto que se imbrica con la relación que Schwob establece entre vida y arte: “La vida no está en lo general, sino en lo particular; el arte consiste en dar a lo particular la ilusión de lo general”.
El terror y la piedad es un conjunto imprescindible –traducido y editado de manera irreprochable– de prólogos y artículos publicados en periódicos y que constituyen el arte poético del autor. Hay aquí reflexiones en torno del lugar del lector, la definición de Edipo rey como “una especie de novela” (tesis que desarrollará de manera brillante la crítica argentina María Rosa Lida), el tema del equilibrio en el alma al que tiende el teatro griego (a propósito del doble papel del terror y la piedad en la vida humana), entre otros ensayos breves. Y, sobre todo, el humor: corrosivo, implacable, inteligente.
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