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Rating disfrazado de informaciónUnos 14 millones de telespectadores franceses miran cada noche el noticiero de alguno de los dos primeros canales, France 2 y France 3. Este tipo de periodismo sufre considerables coacciones, presionado tanto por la evolución tecnológica como por la rentabilidad financiera. Debido a que las decisiones se centralizan cada vez más, el poder de los especialistas cede el lugar al diktat de la audimetría y a los estudios de marketing. Cualquier similitud con los noticieros de TV argentinos (ver recuadro, pág. 33) no será en absoluto casual ni impertinente.París, lunes 5 de septiembre de 2005. Un periodista de France 2 y una periodista de France 3, cada uno por su lado, comentan imágenes de agencia internacional que muestran a Karen, una habitante de Nueva Orleans, buscando a su hermana Judith en su casa después de las inundaciones provocadas por el ciclón Katrina. Ambos periodistas disponen de la descripción proveniente del banco de imágenes que informa que, según un vecino, la hermana de Karen se salvó a nado (información retomada por la periodista de la cadena privada TF1). Sin embargo, ellos explican a los telespectadores que los gritos de Karen que se escuchan detrás de la puerta -filmada por una cámara de la televisión sueca- se deben a que acaba de descubrir el cuerpo sin vida de su hermana. Pura invención. Una vez más se transmite una noticia falsa con el propósito de mantener atrapados a los televidentes. Sin embargo, para la periodista de France 3 Laure-Anne Berrou, "que esté viva o muerta poco importa; no es eso lo que hace que sea una mejor historia para la televisión" 1. El 3 de febrero de 2004 David Pujadas, presentador del segundo canal, se quemó las alas en ese jueguito, al anunciar en directo en su telediario "20 heures" que "Alain Juppé (el Primer Ministro francés) está a punto de irse..." No imaginaba que algunos minutos después Juppé diría lo contrario a Patrick Poivre d'Arvor, quien lo interrogaba en el canal competidor. Como consecuencia de este "error", David Pujadas estuvo "de vacaciones" durante dos semanas, y Olivier Mazerolle dimitió de su función de gerente de información. Cinco meses más tarde, el primero fue confirmado en la conducción del noticiero de las 20 horas, mientras que el programa político del segundo era prorrogado por un año. En Francia existen varios precedentes de ese tipo de indulgencia: tras haber difundido el 16 de diciembre de 1991 por TF1 una entrevista a Fidel Castro que se comprobó era adulterada, Patrick Poivre d'Arvor nunca fue sancionado. Asimismo, en el caso Alègre, Marc Telenne (alias "Karl Zéro"), presentador del programa "Le vrai journal" por Canal+, había comprado lo que resultó ser un falso testimonio que cuestionaba a Dominique Baudis, presidente del Consejo Superior del Audiovisual (CSA). El presentador nunca fue importunado. Cuando se amenazó a su programa, pidió el apoyo de Olivier Besancenot y de José Bové, quien festejó su "manera especial de tratar la información" 2. Los noticieros televisivos deben alcanzar, antes que nada, el nivel máximo de audiencia. Poco importa con qué medios. En la actualidad, las redacciones forman parte del "proyecto empresario" de las empresas que las albergan. Así lo admitió el director general de TF1 Étienne Mougeotte: "El costo de la redacción es el precio que hay que pagar para ser un canal líder y para el gran público. Si hubiéramos reducido nuestros noticieros en diez minutos, tal como hizo el canal M6, le habríamos dado ventaja a France 2. Y es imposible ser líder sin una información líder" 3. Por su parte, la actual gerente de información de France 2, Arlette Chabot, justificó el mantenimiento de su presentador estrella en estos términos: "Estudios cualitativos realizados entre los telespectadores nos mostraron que Pujadas conserva una buena imagen". En resumen, ¿por qué prescindir de un periodista si éste participa de la "buena imagen" de la que goza France 2? "Lo que les interesa son las imágenes, no la información", se lamenta en France 2 Dominique Pradalié, del Sindicato Nacional de Periodistas (SNJ, su sigla en francés). Uno de sus colegas, periodista de France 3, estima incluso que se puede "emitir una información falsa siempre que sea como lo hacen los otros, con el mismo formato". La evolución del papel que desempeña la imagen en la fabricación de reportajes contribuye a esa uniformización: Eric Lemasson, ex periodista de France 2, señala: "Asistimos a la desaparición de varios oficios, como el de sonidista. Antes, los que realizaban el montaje eran en su mayoría verdaderos maestros del montaje provenientes del cine. Se trataba de montar un relato en imágenes. Hoy ya no existe la especificidad del oficio. ¿Por qué? Porque ya no hace falta: la mayoría de los reportajes se reducen a un ensamblaje de imágenes contundentes, mechadas con entrevistas... La imagen es omnipresente. A fines de los años '90 la generalización del montaje virtual digital permitió a jóvenes de 20 años, carentes de toda cultura de la imagen, utilizar esos instrumentos". El objetivo de la imagen no es informar, sino atrapar al telespectador. Un clima de miedoDe allí surge la multiplicación de voces en off en los telediarios, durante los cuales el presentador hace un comentario directamente sobre imágenes que apenas exceden una decena de segundos. Una periodista de France 2 señala: "Hacemos reportajes en vacío. En el noticiero ‘20 heures' de Pujadas hay entre 18 y 23 comentarios en off. ¡Soy una periodista especialista en offs!" En los pasillos de las redacciones a eso se lo llama "el efecto anti-zapping". Se trata de ir siempre más rápido, de imitar la sensación de urgencia. Uno de nuestros interlocutores del segundo canal subraya: "En diez años la unidad mínima de un reportaje en France 2 pasó de 1 minuto 30 a 1 minuto" (ver "Cada vez más corto"). En este entorno compactado por el tiempo, el periodista que expresa su estado anímico acerca de su trabajo, que reclama algo de distancia, será apartado por la jerarquía: "Su frase favorita es ‘¡Quieres enterrar un tema, quieres enterrar el telediario!'", recuerda Dominique Pradalié. Amparándose en el anonimato, muchos periodistas de France 2 denuncian un clima "de miedo". Ante un encuadre cuya única obsesión es la "reactividad", los códigos deontológicos tienen poco peso. La imagen impone su organización social. Un periodista estrella de TF1 señala: "Si el periodista sabe venderse, gusta; si es más bien buen mozo, es aceptado". Aquí también el argumento es económico: "El sector privado comprendió que para los canales que se dirigen al gran público, la única manera de desarrollarse es conservar una fuerte identidad, crear un vínculo directo con los telespectadores. Para incrementar esta fidelidad, hay que cambiar lo menos posible las figuras que representan al canal", analiza Maurice Olivari, corresponsal en Roma para TF1. Preocupados por lograr una audiencia lo más amplia posible, los canales de televisión concentran sus esfuerzos en acontecimientos consensuales y federativos. Siguen las modas y navegan sobre las tendencias: eclipse, nueva economía.... Después le llega el turno a la inseguridad. Sólo en enero de 2002 TF1 presentó noventa temas relacionados con ese asunto. Desde entonces la seguridad vial, por otra parte uno de los grandes caballitos de batalla del presidente Jacques Chirac, se convirtió en uno de los temas favoritos. (Por otra parte, el gerente de información de TF1, Robert Namias, fue nombrado por el poder al frente de una comisión oficial que se ocupa del asunto...) A veces la frontera entre reportaje y bombardeo mediático parece muy tenue. Más allá del tsunami, de la muerte del Papa, de la candidatura de París a los Juegos Olímpicos, el tema federativo por excelencia es la meteorología. Un test de una semana de duración realizado durante el mes de febrero de 2003 reveló que el telediario de TF1 consagró 28 minutos y 20 segundos al estado del tiempo, es decir más que al conflicto en Irak aun en época de guerra (23 minutos 10 segundos), para no hablar del resto de la actualidad internacional (5 minutos y 59 segundos). Y eso a pesar de que el estado del tiempo resultó ser el normal para la estación, ya que Météo-France calificaba las lluvias y nevadas como "no excepcionales" 4. Falta de especializaciónUna palabra clave: proximidad. Ex corresponsal de TF1 en el extranjero, Alain Chaillou lo vivió en carne propia: "Cuando estaba destinado en Berlín, durante el asunto de las cajas negras de la UDC (Unión Demócrata Cristiana), y mientras las televisiones española y suiza luchaban por conseguir información, a mí me enviaban a la fiesta de la cerveza de Munich. Lo que en parte se corresponde con el aumento de poder del noticiero ‘13 heures' que, a comienzos de la década del '90, se centraba en la proximidad. Salvo lo que es espectacular, actualmente la política internacional desapareció y es cada vez más difícil de tratar, porque la gente tiene menos puntos de referencia y los periodistas menos tiempo para restituirlo todo" 5. Desde entonces se cerraron tres de cada cuatro agencias en el extranjero, entre ellas aquélla en la que Alain Chaillou era corresponsal. El primer canal europeo conserva sólo cinco corresponsales permanentes en el exterior (Washington, Jerusalén, Londres, Moscú y Roma) contra treinta y ocho para la BBC World y más de veinte para las cadenas públicas alemanas. "Hay una tendencia a psicologizar todos los temas de actualidad", estima un periodista del tercer canal. TF1 se destaca en la materia. La redacción incluye de 80 a 85 periodistas que participan, sobre un total de 250 profesionales. Pero habida cuenta de las diversas licencias, sólo 55 de entre ellos están disponibles en París cada día para comentar la cincuentena de temas de las dos ediciones diarias. Un periodista del canal se lamenta: "Existe un flujo tenso en todos los niveles, que explica nuestra falta de distancia, de especialización. El resultado es que nadie puede hacer el seguimiento de un asunto". Otra periodista cuenta: "Cuantos más medios hay para avanzar rápido, más rápido se trabaja". La investigación no es lo prioritario; la jerarquía prefiere cubrir una Francia de fantasía, subcontratando en las corresponsalías regionales, que emplean periodistas que no son asalariados de TF1: "En la región, tenemos que manejar la idea preconcebida que ellos tienen. Con algunos temas recurren a crear la competencia entre oficinas. Hay que saber venderse". Para fortalecer el vínculo con los telespectadores, el "13 heures" de TF1 no vacila en ignorar a los responsables políticos. Una periodista nos explica: "La consigna es muy clara: ni diputados ni ministros en los reportajes. En ocasión de un cierre de gendarmería en un pueblo, me pedían que registrara sólo la reacción de la gente en la calle y no la del alcalde". En France 2, Arlette Chabot explica esta lógica a su manera: "Los telespectadores viven una realidad difícil. Por la noche no hay que darles cosas áridas". El periodista ya no tiene a su cargo investigar una información, sino darle forma a la que debe venderse: "Sigue aumentando la proporción de temas que no elaboramos... Por ejemplo, cuando se abren las liquidaciones de temporada de los grandes almacenes, a medianoche, ni siquiera se discute el interés de la cosa. Los otros lo hacen, entonces allá vamos...", subraya Fernando Malverde, responsable del SNJ-CGT (Sindicato Nacional de Periodistas) y periodista de France 3. Antes, las divergencias se hacían evidentes en las reuniones de redacción. Los jefes de servicio defendían el trabajo sobre el terreno. En la actualidad, el poder, centralizado totalmente alrededor de las "ediciones" (la de 13 horas, la de 20, etc.) se convirtió en el monopolio de algunos jefes de redacción y ciertos presentadores. Patrick Poivre d'Arvor confiesa: "En realidad, soy el jefe. Es una decisión que pedí y que se tomó hace dieciocho años, cuando volví a la primera página, es decir a ser el jefe. Porque eso me permite tomar decisiones uniformes y mucho más rápidas" 6. Un antiguo periodista de France 2 nos lo confirma a su manera: "Los jefes de servicio ya no son fuerzas de proposición. La información circula al revés, cuando en realidad tendría que subir desde los profesionales que están sobre el terreno. El fenómeno aumentó en los principales canales: los periodistas se ven desbordados por las órdenes de los jefes". Esta caporalización responde a la voluntad de los cuadros dirigentes de hacer que los noticieros tengan más "ritmo", sean más "vivos", especialmente mejorando el encadenamiento de temas: "Un jefe de redacción se preocupa por el conjunto del noticiero. Para que la gente mire toda una edición, deben preservarse las pequeñas entidades. No se pueden encadenar cuatro temas de economía en un mismo telediario", precisa Arlette Chabot. El desequilibrio entre "terreno" y "ediciones" no corre el riesgo de reducirse, dado que una creciente cantidad de reportajes se deciden en el último minuto y se realizan con múltiples equipos. Una periodista freelance cuenta que "para un solo tema puedes tener en un día cinco filmaciones o trabajar con tres equipos, es decir con nueve personas. Alguien puede hacer 200 kilómetros por una única entrevista, lo que se llama un complemento de tema. Y habitualmente el redactor que vuelve más rápido a la redacción es quien realiza el comentario..." Esta taylorización del oficio termina por diluir las responsabilidades en cuanto a la fabricación de temas, simbolizado en el amontonamiento de firmas. Es por eso que, en una misma edición, Marine Jacquemin, reportera de TF1, pudo comentar un tema sobre la liberación de los rehenes de Beslan (Rusia) y al mismo tiempo trabajar para otra nota acerca de la toma como rehenes de los periodistas franceses en Irak 7. Mantener el suspensoLo único que determina la jerarquía de la información es la lógica de la competencia entre los canales. Un periodista de France 3 observa que "los cuadros dirigentes perdieron contacto con la vida, tienen una terrible carga laboral, una presión continua. Hoy para el jefe de redacción lo que predomina es la función de gerente". Algunas de sus consignas los alejan de las misiones que tradicionalmente se asignan a la profesión. Una periodista de TF1 protesta: "Estando en el aire, se nos pide que mantengamos el suspenso aunque ya no haya nada. La duración global de un ‘20 heures' sigue aumentando. En efecto, con tal de sacar algunos puntos de audiencia, no terminamos antes que la competencia. Entonces se establece una gestión en directo para entregar el aire", indica Eric Lemasson 8. Cuando se trata de captar a los telespectadores, los canales no se fijan en gastos: durante el primer mes de la "cobertura" del tsunami, el monto de la locación del satélite alcanzó los 200.000 euros, pagados por France 2. Pero el corolario es que el encuadre se convierte en habitué de un discurso contable. Thierry Thuillier, responsable en France 2 del servicio "Investigaciones y reportajes", señala: "Cuando nuestra audiencia disminuye, disminuye el presupuesto publicitario, y por lo tanto los medios de que disponemos". Por su parte Dominique Leglou, jefe de redacción de "Stade 2", un programa deportivo del segundo canal, recuerda: "Cuando llegué a la televisión todavía se hacía periodismo. Con la privatización de TF1 todo cambió. Actualmente yo mismo estoy condicionado por la fabricación de la audiencia. Con los resultados del rating, que se obtienen minuto a minuto, podemos seguir el comportamiento de los telespectadores después de cada emisión y así saber que, en cuanto un interlocutor perturba, la audiencia baja. Resultado: en las reuniones de redacción hablamos sistemáticamente de la medición de audiencia". Al constatar que el telediario de Jean-Pierre Pernaut en TF1 "es un éxito de audiencia que hace años que se mantiene", Christophe Hondelatte, ex presentador del mediodía del segundo canal, saca su conclusión: "Entonces es el mejor telediario" 9. La receta es conocida. Evocando la segunda parte del "13 heures" de TF1 centrada en las regiones, el jefe de redacción Fabrice Decat estima que "sigue siendo información, positiva y cálida, que ofrece una especie de respiro tras una serie de temas más graves. A menudo la gente nos dice que eso les hace bien. (...) Buscamos sobre todo contar lindas historias al mismo tiempo que diversificamos a los destinatarios" 10. El marketing nunca está lejos. Mientras que hace varios años que la mayor parte de los periodistas de France 3 reclaman un nuevo magazine de reportajes confiado a la redacción nacional y abierto a los periodistas regionales, la gerencia los remite al "principio de realidad" que gobierna la televisión, e incluso al público: "Un nuevo magazine, de acuerdo, pero ¿cuál es el concepto? ¿Qué se le ofrece al telespectador? Un magazine debe responder a una expectativa del público. Hacemos televisión, es un medio de comunicación industrial que se inscribe en un mundo competitivo. Se trata de poner a los periodistas ante esta responsabilidad", nos indicaba hace algunos meses Ulysse Gosset, en ese entonces jefe de redacción en el ámbito nacional. Algunas gerencias van aun más lejos. En una nota relativa a un programa de France 3 sobre "La integración" que se vio el 18 de marzo de 2003, Bernard Villeneuve, gerente de emisoras regionales, decía a los periodistas: "El dossier tiene que empezar con determinada cantidad de historias de integración exitosas, porque es el mejor comienzo posible (...), más interesante y vivo que elaborar un catálogo de todas las formas cotidianas de racismo". Por otra parte, estaba de acuerdo "en ser coherente con el film" proyectado al comienzo de la velada y calificado en una nota interna destinada a los periodistas como "positivo acerca de una exitosa integración" (sic). A fin de evitar cualquier malentendido, la nota declaraba: "Para ser coherente con el film, es importante que en su programa aparezca rápidamente un ejemplo de integración exitosa de un magrebí". Dicho de otro modo, en lugar de una investigación, preferir un casting.
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