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Reseñas de librosEl Che quiere verte. La historia jamás contada del CheDe Ciro BustosEditorial: Vergara Cantidad de páginas: 510 Lugar de publicación: Buenos Aires Fecha de publicación: Julio de 2007 Precio: 46 pesos La obra es un relato minucioso de este protagonista, que arranca de la formidable influencia de la Revolución Cubana en la juventud en los primeros años ‘60. Bustos describe el plan guerrillero del Che en Salta, bajo la dirección de Jorge Masetti, y las vicisitudes trágicas del grupo, del que también fue protagonista. Menciona el autoritarismo y la arbitrariedad de Masetti y repasa un sinnúmero de aspectos odiosos, sobre los que se ha escrito con demasiada espectacularidad, irresponsabilidad y oportunismo. Desmiente enfáticamente la información que habla del antisemitismo de Masetti fusilando judíos por el sólo hecho de serlo y la supuesta financiación de John W. Cooke a la guerrilla de Salta. Luego, el relato pasa a describir la instalación del Che en Bolivia, como base de operaciones para el desarrollo de una guerrilla en Argentina. El reclutamiento de esos argentinos estuvo a cargo del autor, como hombre de extrema confianza del Che. Luego, Bustos sería capturado junto con Régis Debray, un destacado intelectual francés amigo de Fidel Castro que participaba de la aventura. Siempre se acusó a Bustos de ser el causante de la caída del Che y su grupo porque pintó los rostros de los componentes. Aquí intenta explicar que eso fue una treta, una simulación para proteger una red de cientos de miembros en Argentina. El autor describe torpezas notables en la figura de Tania, la muchacha germano argentina que el Che había instalado como “topo” en el gobierno de Bolivia, cuyo mensaje textual hace de título del libro. Además da su versión sobre la discutida conducta de Debray y elabora su hipótesis acerca de por qué la CIA se encargó de que el diario del Che llegara intacto a manos cubanas. Lo más notable e inesperado de este libro es que se trata de la mayor apología de ese intento revolucionario, un rescate apasionado de la gran utopía con su carácter único, que destaca el enorme esfuerzo de autonomía ideológica, política, y financiera en el Che; esa autonomía, que Bustos enfatiza, es lo que el Departamento América de Cuba se habría encargado de “peronizar” por mezquinas razones de política interna. De la misma manera Bustos lamenta que en el rescate de esta gesta que hizo girar la aguja magnética de una generación hacia la lucha armada, abandonando los discursos electorales y los acomodos doctrinales de la izquierda tradicional, la experiencia del EGP guevarista sea sistemáticamente negada, recordada como una aventura pequeñoburguesa nacida en los cafés de la calle Corrientes. Más allá de la comprensible carga de subjetividad, se trata de un complemento indispensable a la monumental biografía sobre el Che del estadounidense Lee Anderson.
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