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Medios en crisis
La disminución de la difusión de periódicos, su cada vez mayor concentración en un puñado de grupos industriales y su mayor dependencia de los intereses económicos de esos grupos caracterizan a la prensa escrita actual. Un fabuloso desarrollo tecnológico pone a la información al alcance de un público cada vez más extenso y con mayor rapidez. Pero simultáneamente se incrementa un periodismo complaciente en menoscabo de un periodismo crítico, lo que pone en riesgo la noción misma de prensa libre y perjudica y degrada a la democracia.
Nada simboliza mejor el
desasosiego de la prensa francesa, frente a una alarmante baja en su
difusión, que la reciente decisión del diario Libération, otrora maoísta, de favorecer la toma de control de su
capital por el banquero Edouard de Rothschild. Hace poco, el grupo
Socpresse, que publica unos 70 títulos, entre ellos Le Figaro, L'Express, L'Expansion y decenas de diarios regionales, fue comprado a su vez por
un fabricante de armas, Serge Dassault. Y se sabe que otro industrial
del armamento, Arnaud Lagardère, es dueño del grupo Hachette 1,
que posee 47 revistas (entre las cuales Elle, Parents, Première) y diarios como La
Provence, Nice-Matin o Corse-Presse. Si prosiguiera esta caída de la difusión, la prensa
escrita independiente correría el riesgo de caer poco a poco bajo
el control de un pequeño grupo de industriales -Bouygues, Dassault,
Lagardère, Pinault, Arnault, Bolloré, Bertelsmann- que multiplican
sus alianzas entre sí, amenazando de ese modo el pluralismo.
El principal grupo
independiente de la prensa escrita francesa, La Vie-Le Monde, sufrió
recientemente importantes sobresaltos, en particular la renuncia
del director de la redacción del diario Le Monde. Debido al papel fundamental de ese periódico en
la vida intelectual francesa, sería deseable que sea protegido de
los depredadores que lo codician y que la nueva etapa que comienza se
caracterice en efecto menos por la puesta en escena y más por "la
búsqueda de la exactitud", permitiendo así a los lectores "hallar una
referencia, una respuesta segura, una validación", en síntesis, "un
diario donde la idoneidad prime sobre todas las connivencias", como
escribió Jean-Marie Colombani, en Le
Monde, el 16-12-04.
La caída afecta actualmente a
toda la prensa de referencia. Por primera vez desde hace quince años Le Monde
diplomatique no está exento. Nuestro
periódico, que desde 1990 registraba un aumento regular en su
difusión y que entre 2001 y 2003 tuvo un crecimiento récord en su
venta -superior al 25% acumulado- tendrá sin dudas en 2004 un retroceso
del 12% en su difusión 2. La mayoría de los grandes diarios franceses
de circulación nacional registrarán también bajas importantes, que
se sumarán a la sufrida en 2003.
El fenómeno está lejos de
circunscribirse a Francia. El diario estadounidense The International
Herald Tribune, por ejemplo, vio bajar sus ventas
en 2003 un 4,16%, en el Reino Unido The
Financial
Times cayó un 6,6%; en Alemania, en los últimos
cinco años la difusión global bajó un 7,7%, en Dinamarca un 9,5%, en
Austria un 9,9%, en Bélgica un 6,9%, e incluso en Japón, cuyos
habitantes son los mayores consumidores de periódicos, el
retroceso fue del 2%. Hay quienes llegan a preguntarse si la prensa
escrita no se convertirá en una actividad del pasado, un medio de la
era industrial en vías de desaparición.
Aquí y allá hay periódicos que
desaparecen. En Hungría, el 5-11-04, el diario Magyar Hirlap (propiedad del grupo suizo Ringier) cerró sus puertas. La
víspera, 4 de noviembre, en Hong Kong, el semanario otrora de
referencia sobre temas asiáticos Far Eastern Economic
Review (propiedad del grupo estadounidense Dow
Jones) cesó su publicación. En Francia, el 7-12-04, el mensual Nova
Magazine también interrumpió su salida. En
Estados Unidos entre 2000 y 2004 desaparecieron más de dos mil
empleos en la prensa escrita, lo que representa el 4% del total. La recesión
afecta también a las agencias de prensa que suministran información a
los periódicos. La principal de ellas, Reuters, acaba de anunciar una
reducción de 4.500 asalariados.
Prensa gratuita e internet
Se conocen las causas externas de
esa crisis. Por una parte, la ofensiva devastadora de los diarios
gratuitos. En Francia, el gratuito 20 Minutos ya tomó claramente la delantera en cantidad de lectores,
pues llega a más de 2 millones de personas por día en promedio,
superando ampliamente al diario pago Le Parisien (1,7 millones) y a otro gratuito, Metro, que diariamente leen 1,6 millones de personas. Esos medios
captan importantes flujos publicitarios, dado que los anunciantes
no hacen ninguna distinción entre el lector que paga por su diario y
el que lo recibe gratis.
Para resistir a esa competencia
algunos diarios, sobre todo en Italia, España, Grecia y Turquía
(aunque el fenómeno se extiende también a Francia), proponen con
cada entrega, por una pequeña suma extra, una revista de
historietas, un DVD, CD, libros, atlas, enciclopedias, colecciones
de estampillas o de antiguos billetes de banco y hasta vasos, juegos
de ajedrez, etc. Lo cual refuerza la confusión entre información y
mercancía, con el riesgo de que los lectores ya no sepan qué es lo que
compran. Así es como los diarios enturbian más su identidad, desvalorizan
el título y ponen en marcha un engranaje diabólico que nadie sabe
en qué acabará.
La otra causa externa es, claro
está, internet, que continúa su fabulosa expansión. Unicamente en
el curso del primer trimestre de 2004 se crearon 4,7 millones de sitios
web. Actualmente existen en el mundo unos 70 millones de sitios e
internet cuenta con más de 700 millones de usuarios. En los países
desarrollados muchas personas abandonan la lectura de la prensa -y
hasta la televisión- por la pantalla de la computadora.
Especialmente el ADSL (Asymetric Digital Subscriber Line)
modificó la situación. Por precios que oscilan entre los 10 y los 30
euros hoy en día es posible abonarse a internet de alta velocidad.
Actualmente en Francia más de 5,5 millones de hogares están abonados
con conexión ultra rápida a la prensa digital (79% de los diarios del
mundo poseen ediciones electrónicas), a todo tipo de textos, e-mail,
fotos, música, programas de televisión o de radio, películas,
videojuegos, etc.
Existe además el fenómeno de los blogs, característico de la cultura web, cuyo número aumentó
de manera impresionante en todo el mundo durante el segundo
semestre de 2004, y que, con el tono de un diario íntimo, mezclan sin
complejos información y opinión, hechos verificados y rumores,
análisis documentados e impresiones fantasiosas. Su éxito es tal
que se los encuentra en la mayoría de los diarios digitales. Esa avidez
muestra que muchos lectores prefieren la subjetividad y la
parcialidad asumidas de los bloggers a la falsa
objetividad y a la imparcialidad hipócrita de la gran prensa. Por
otra parte, la conexión a la galaxia internet a través de los
teléfonos celulales multifunción puede acelerar aun más ese
movimiento. De esta manera la información se vuelve más móvil y más
nómade. Así es posible saber, en todo momento, lo que ocurre en el
mundo.
En India la firma Times Internet,
filial multimedia del diario Times of India,
envía mensualmente a los teléfonos celulares de sus abonados más de
30 millones de informaciones en forma de SMS (Short Message
Service), tecnología que permite una comunicación rápida, breve y
económica. En Japón y en Corea del Sur una cantidad creciente de
personas se informa mediante sus teléfonos celulares. Allí
reciben programas de radio, de televisión y canales de información
permanente. Resultado: todos los sectores de información fuera de
internet pierden audiencia dado el alto nivel de competencia
existente entre los medios 3.
Pérdida de credibilidad
Pero la crisis tiene también
causas internas, que obedecen principalmente a la pérdida de
credibilidad de la prensa escrita. En primer lugar porque ésta
pertenece cada vez más -como hemos visto- a grupos industriales que
controlan el poder económico y que están en connivencia con el poder
político. Y también porque la parcialidad, la falta de
objetividad, la mentira, las manipulaciones, o simplemente las
imposturas, no cesan de aumentar. Sabemos que no existió ninguna
época dorada de la información, pero actualmente esas desviaciones
alcanzaron también a los diarios de calidad. En Estados Unidos el
caso de Jayson Blair, el periodista estrella que falsificaba
hechos, plagiaba artículos copiados de internet e incluso inventó
decenas de historias, causó un perjuicio colosal a The New York
Times, que a menudo publicaba sus
fabulaciones en la portada 4. Ese diario, que era considerado una
referencia por los profesionales, sufrió un terremoto a raíz del
mencionado caso: los dos responsables de la redacción, Howell Raines
y Gerald Boyd, debieron renunciar y hubo que crear un puesto de ombudsman (mediador), para el que fue designado Daniel Okrent, un
ensayista y ex jefe de redacción de la revista Time.
Pocos meses después estalló otro
escándalo, aun más estruendoso, en el primer diario de Estados Unidos,
USA
Today. Sus lectores descubrían, estupefactos,
que su más célebre reportero, Jack Kelley, una estrella
internacional que desde hacía veinte años viajaba por todo el mundo,
que había entrevistado 36 jefes de Estado y cubierto una decena de
guerras, era un falsificador compulsivo, un "impostor serial".
Entre 1993 y 2003 Kelley había inventado cientos de relatos
sensacionales. Como por azar, siempre estaba en el lugar donde
ocurrían los acontecimientos, de los que extraía historias
excepcionales y apasionantes. En uno de sus reportajes decía haber
sido testigo de un atentado en una pizzería de Jerusalén y
describía a tres hombres que comían junto a él y cuyos cuerpos habían
sido proyectados hacia arriba por la explosión, cayendo luego
decapitados mientras las cabezas rodaban sobre la acera...
Su reportaje más grosero,
aparecido el 10-3-00, trataba sobre Cuba. Kelley había
fotografiado a una empleada de hotel -"Jacqueline"- cuya fuga
clandestina a bordo de un frágil esquife relataba con lujo de
detalles, incluyendo la muerte de la desdichada, ahogada en el
estrecho de la Florida. En realidad, la mujer -cuyo verdadero
nombre era Yamilet Fernández- está viva y nunca corrió tal aventura.
Otro periodista de USA
Today, Blake Morrison, la entrevistó y pudo
verificar que Kelley había mentido 5. Las revelaciones de esos
fraudes, considerados como uno de los mayores escándalos del
periodismo estadounidense, le costaron el puesto a la directora
de la redacción, Karen Jurgensen, y a otros dos altos directivos:
Brian Gallagher, su adjunto, y Hal Ritter, responsable de la
información 6.
Más recientemente, en plena
campaña electoral, un nuevo sismo deontológico sacudió el mundo de
los medios. Dan Rather, el presentador estrella del informativo
televisivo de CBS y del prestigioso programa 60 minutos, reconoció haber difundido, sin verificarlos, falsos documentos
para probar que el presidente Bush había gozado de ayuda para evitar
ser enviado a la guerra de Vietnam 7. Rather anunció que abandonaba
su puesto y se retiraba.
A todos esos desastres hay que
añadir el cambio de mano de los grandes medios, transformados en
órganos de propaganda -en particular el canal Fox News 8- de las
mentiras de la Casa Blanca respecto de Irak. Los diarios no verificaron
ni pusieron en duda las afirmaciones de la administración Bush. De
haberlo hecho, un documental como Farenheit 9/11, de Michael Moore, no habría tenido tanto éxito, ya que la
información que aporta la película estaba disponible desde hace
mucho. Pero los medios la habían ocultado.
Incluso The Washington Post y The
New York Times participaron de ese "lavado de
cerebro", como lo mostró perfectamente un especialista de los
medios, John Pilger: "Mucho antes de la invasión, ambos diarios
creaban falsas alarmas por cuenta de la Casa Blanca. En la tapa de The New York
Times podían leerse títulos como: ‘Arsenal
secreto (de Irak): en busca de las bacterias de guerra'; ‘Un desertor
describe los progresos de la bomba atómica en Irak'; ‘Un iraquí habla
de la renovación de los sitios de armas químicas y nucleares', o
‘Desertores refuerzan el legajo estadounidense contra Irak,
afirman oficiales'. Todos esos artículos resultaron ser pura
propaganda. En un correo electrónico interno (publicado por The
Washington Post) la periodista estrella de The New York
Times, Judith Miller, admitió que su fuente
principal era Ahmed Chalabi, un exiliado iraquí, un prevaricador
condenado por la justicia, que había dirigido el Congreso Nacional
Iraquí (CNI), organización con sede en Washington y financiada por
la CIA. Una investigación del Congreso llegó posteriormente a la
conclusión de que toda la información suministrada por Chalabi y
por otros exiliados del CNI ‘carecía de valor'" 9.
Un oficial de la CIA, Robert Baer,
reveló cómo funcionaba ese sistema de intoxicación: "El Congreso
Nacional Iraquí (CNI) tomaba sus informaciones de falsos
desertores y las pasaba al Pentágono, luego el Congreso Nacional
Iraquí daba las mismas informaciones a los periodistas
diciéndoles: ‘Si no lo creen, llamen al Pentágono'. Así se lograba
crear un circuito cerrado con tales noticias. De esa manera, The New York
Times podía decir que tenía dos fuentes de
informaciones sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Lo
mismo ocurría con The
Washington Post. Los periodistas no trataban de
averiguar más. Por otra parte, los jefes de redacción les pedían que
apoyaran al gobierno por patriotismo" 10.
El jefe de redacción de The
Washington Post, Steve Coll, debió renunciar a su
cargo el 25-8-04 luego de que una investigación mostrara el poco
espacio que había otorgado a los artículos que cuestionaban la
tesis del gobierno en el período previo a la invasión de Irak 11. The New York
Times también hizo su mea culpa. En un editorial publicado el 26-5-04 reconoció su falta
de rigor en la presentación de los acontecimientos que llevaron a la
guerra y lamentó haber publicado "informaciones erróneas".
En Francia los desastres
mediáticos no son menores que esos, como lo demostró el tratamiento
dado por los principales medios a los casos de Patrice Alegre, del
empleado de Orly, de los pedófilos de Outreau y de Marie L., que afirmaba
haber sufrido una agresión antisemita en un tren de las afueras de
París 12. El fenómeno se repite en muchos otros países. En España,
por ejemplo, luego de los atentados del 11-3-04, los medios controlados
por el gobierno de José María Aznar manipularon la información,
tratando de imponer una "verdad oficial" al servicio de ambiciones
electorales, ocultando la responsabilidad de la red Al-Qaeda y
atribuyendo el crimen a la organización vasca ETA.
Al servicio de la Bolsa
Todos esos casos, al igual que la
alianza cada vez más estrecha entre los medios y los poderes
económicos y políticos, causaron un daño terrible a la
credibilidad de la prensa. Lo cual revela un inquietante déficit
democrático. Domina el periodismo complaciente, al tiempo que el
periodismo crítico retrocede. Cabe incluso preguntarse si a la
hora de la globalización y de los megagrupos mediáticos no está
desapareciendo la noción de prensa libre.
Al respecto, las declaraciones
de Serge Dassault confirman todos los temores. En cuanto asumió su
cargo, el nuevo propietario del diario Le Figaro declaró a los redactores: "Desearía, en la medida de lo
posible, que el diario ponga más de relieve nuestras empresas. Creo
que a veces hay informaciones que requieren mucha precaución, como
por ejemplo los artículos sobre los contratos en curso de
negociación. Hay informaciones que hacen más mal que bien. El riesgo
consiste en poner en peligro intereses comerciales o industriales
de nuestro país" 13. Se comprenderá que lo que Dassault llama "nuestro
país" es su fábrica de armas Dassault-Aviation. Y fue sin dudas para
protegerla que censuró una entrevista sobre la venta fraudulenta
de aviones Mirage a Taiwán. Al igual que una información sobre las
conversaciones entre el presidente francés Jacques Chirac y su
homólogo argelino Abdelaziz Bouteflika sobre un proyecto de
venta de aviones Rafale a Argelia 14.
Recientemente, Dassault explicó
que una de las razones que lo llevaron a comprar el semanario L'Express y el diario Le
Figaro era que un periódico "permite difundir
una cantidad de ideas sanas", lo que aumentó la inquietud de los
periodistas 15. Dassault precisó: "Las ideas de izquierda no son
ideas sanas. Hoy en día nos estamos arruinando a causa de la
persistencia de ideas de izquierda" 16.
Si a esas declaraciones sumamos
las de Patrick Le Lay, director del canal TF1, sobre la verdadera
función de ese gigante de los medios franceses: "La función de TF1 es
ayudar a Coca Cola a vender su producto. Lo que nosotros le vendemos
a Coca Cola es tiempo disponible de cerebro humano" 17, vemos los
peligros que implica esa mezcla de actividades, a tal punto
resultan contradictorias la obsesión comercial y la ética de la
información.
La citada mezcla de actividades
puede ir muy lejos, sin que los lectores se den cuenta. Walter Wells,
director de The International
Herald Tribune (que pertenece al grupo New York
Times, cotizado en Bolsa), advirtió recientemente sobre los
riesgos de la entrada en el mercado de valores de las empresas de
prensa. "A menudo, quienes deben tomar una decisión periodística se
preguntan si la misma hará bajar o subir en algunos centavos el
valor en bolsa de la acción de la editorial. Ese tipo de
consideraciones se ha vuelto capital; los directores de diarios
reciben permanentemente directivas en tal sentido por parte de los
propietarios financieros del periódico. Se trata de un hecho nuevo
en el periodismo contemporáneo, antes no era así" 18.
La inseguridad informativa
Esa confusión, que manipula y
termina atrapando a los lectores, puede ir aun más lejos en internet.
Así, por ejemplo, el sitio Forbes.com, de la revista económica
estadounidense Forbes, utiliza un nuevo procedimiento para hacer publicidad,
integrando directamente los enlaces promocionales en el
contenido de los artículos. Los anunciantes compran ciertas
palabras-clave y cuando el cursor del internauta pasa sobre ellas,
aparece un pop-up con un mensaje publicitario. Los periodistas no son
informados por anticipado sobre las palabras-clave que compran los
anunciantes, pero algunos ya se preguntan si dentro de poco no les
pedirán que escriban artículos utilizando palabras precisas que
podrían brindar importantes beneficios económicos a la empresa
periodística.
Cada vez más ciudadanos toman
conciencia de esos nuevos peligros y se muestran muy sensibles
respecto de las manipulaciones mediáticas, convencidos de que en
nuestras sociedades hipermediatizadas vivimos paradójicamente
en estado de inseguridad informativa. La información prolifera,
pero sin ninguna garantía de fiabilidad. Ocurre incluso que sea
desmentida. Asistimos al triunfo del periodismo de especulación y
de espectáculo, en detrimento del periodismo de información. La
puesta en escena (el embalaje) predomina sobre la verificación de
los hechos.
En lugar de constituir la última
defensa contra los excesos derivados de la rapidez y la
inmediatez, muchos diarios fallaron en su misión y contribuyeron a
veces -en nombre de una concepción perezosa o policial 19 del periodismo
de investigación- a desacreditar lo que otrora se llamaba el
"cuarto poder". Nuestro fundador, Hubert Beuve-Méry, recordaba
siempre: "Los hechos son sagrados, la opinión es libre". Pero la
actitud que se propaga en los medios parece invertir esa fórmula.
Cada vez más editorialistas consideran que las que son sagradas son
sus opiniones -pocas veces fundamentadas- a la vez que no dudan en
deformar los hechos para justificar sus opiniones.
En semejante contexto, cuando el
entusiasmo militante retrocede mientras cunde una visión
pesimista del futuro, la redacción de Le Monde diplomatique se consagra a la tarea de mejorar su contenido editorial
y considera que lo más importante es no traicionar la confianza de
los lectores. Más que nunca, contamos con su movilización y su
solidaridad para defender la independencia de nuestro periódico
y la libertad que ella nos garantiza. Les recordamos que la mejor
manera de apoyarnos es abonarse sin demora y abonar a sus amigos.
Somos el periódico de la
sociedad en movimiento, de los que quieren que el mundo cambie. Y
estamos dispuestos a mantenernos fieles a principios
fundamentales que caracterizan nuestra manera de informar.
Moderando la aceleración mediática; apostando a un periodismo de
las luces para disipar las sombras de la actualidad; interesándonos
en situaciones que no están bajo los reflectores de la actualidad
pero que ayudan a comprender mejor el contexto internacional;
proponiendo dossiers cada vez más completos, más profundos y mejor documentados
sobre los grandes temas contemporáneos; yendo al fondo de los
problemas, con método, rigor y seriedad; presentando
informaciones y análisis inéditos que muchas veces permanecían
ocultos y atreviéndonos a ir a contracorriente de los medios
dominantes. Estamos convencidos de que de la calidad de la
información depende la del debate cívico. La índole de este
debate determina en última instancia la riqueza de la democracia.
- Hachette
Filipacchi Médias, filial de Lagardère Media, es el primer editor de
revistas del mundo, con 245 títulos en 36 países. Ver el dossier sobre "la concentración de los medios en Francia" en el
sitio del Observatorio francés de los medios. En el seno del grupo Le Monde S.A.
(accionario principal -51%- de Le Monde diplomatique S.A.) el grupo
Lagardère es accionario (10%) de Midi Libre, de la imprenta de Le Monde y de Le
Monde interactivo.
- Para
fijar ese porcentaje aún faltan establecer los resultados
definitivos. Por otra parte, en cambio, el número de artículos
leídos a diario en nuestro sitio (gratuito) aumentó en más de un 100% en 2004. Nuestro
alcance internacional también sigue creciendo: nuestras ediciones
extranjeras son actualmente 45, en unos veinte idiomas, y su difusión
sumada supera los 1,1 millones de ejemplares.
- En
Estados Unidos, la audiencia de los noticieros televisivos de los
principales canales pasó de un promedio de 36,3 millones cada
noche, en 1994, a 26,3 millones en 2004.
- Ver
Le
Monde, París, 21-5-03, y Time, Nueva York, 16-6-03.
- www.usatoday.com/news/2004-03-19-2004-03-19-kelley-cuba_x.htm
- Le Monde, París, 30-4-04.
- Le Monde, París, 28-9-04.
- Cf.
el documental de Robert Greenwald, Outfoxed, 2004.
- John
Pilger, "Fabriquer des citoyens consommateurs, mal informés et bien
pensants",
Le Monde diplomatique, París, octubre de 2004.
- En
el documental de Robert Greenwald, Uncovered, 2003.
- The
Washington Post, 12-8-04.
- Al
respecto puede consultarse la investigación de Gilles
Balbastre, "Les faits divers, ou le tribunal implacable des médias", Le Monde
diplomatique, París, diciembre de 2004.
- Le Monde, París, 9-9-04.
- Le Canard
enchaîné, París, 8-9-04.
- Una
vez que Dassault asumió la dirección del grupo Socpresse, 268
periodistas del mismo, es decir, alrededor de un 10% del total,
optaron por invocar la "cláusula de conciencia" e inmediatamente
anunciaron su renuncia.
- Interrogado
por Pierre Weill, en radio France Inter, 10-12-04.
- En
el libro Les
Dirigeants face au changement, Éditions du
Huitième jour, París, 2004.
- El Mundo, Madrid, 12-11-04.
- Donde
se confunden demasiado a menudo informadores con soplones,
verdaderas investigaciones con la recepción de mensajes anónimos.
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